La deforestación, un problema de dimensiones catastróficas

La deforestación, un problema de dimensiones catastróficas


El hombre actúa como un loco que destroza su propia casa. La contaminación de los mares, la polución atmosférica y la deforestación son tres de las peores acciones que se están cometiendo en la actualidad con la naturaleza.


La deforestación a nivel mundial y en suelo mexicano a nivel particular está arrasando con bosques y selvas masivamente, y esto provoca un daño irreparable en la calidad de vida del planeta Tierra. La calidad de los suelos se pierde, las especies animales desaparecen, aumenta el co2 en la atmósfera y con este gas también el efecto invernadero, desastre natural previo al cambio climático que arrasará con la forma de vida tal y como se conoce en la actualidad.


Los bosques, en estos momentos, cubren aproximadamente el 30 % de la superficie terrestre, pero, cada año, se pierde una superficie aproximada de 75.500 km, es decir, el tamaño de un país como Panamá. Por su parte, México perdió solo en el pasado año 2019 nada menos que 321.000 hectáreas, afectando con ella la calidad de sus playas.


México sufre las terribles heridas de la desertización


Las causas de la desertización en México demuestran una vez más la inestabilidad política, la ineficacia de las leyes y el poder de las oligarquías y del crimen organizado. Son estos poderes fácticos los que en aras del beneficio económico de unos pocos no dudan el eliminar la riqueza natural de un país, que siempre ha destacado por la cantidad y variedad de sus ecosistemas.


El monocultivo y la ganadería, la explotación ilegal y criminales sin escrúpulos aumentan constantemente el terreno deforestado a base de incendios y tala masiva, restando espacio al medio ambiente y ganándoselo a las explotaciones intensivas y al turismo de masas.


Desde el 2001, en México han arrasado con una cantidad cercana a los cuatro millones de hectáreas de bosques, esto cubre una extensión de espacio en el que cabría Portugal. Según los datos recogidos por Global Forest Watch, coincidiendo con la información aportada por ambientalistas independientes mexicanos, La conclusión es la misma, es un escándalo, un crimen del que se benefician unos pocos y pierde toda la población de México y la humanidad en su conjunto.


Curiosamente, algunas de las zonas más afectadas por este abuso son costeras, lugares con un gran atractivo para el turismo, precisamente por ocupar un espacio natural de gran valor. Esto implica un ingreso de dinero repentino para algunos, pero el deterioro progresivo de la calidad de la zona y un empeoramiento paulatino en la calidad del turismo.


Lugares más afectados por la desertización




Los territorios más dañados son, como cabe imaginar, todos aquellos que han mantenido hasta el momento las mayores extensiones de bosques tropicales, esto es el sureste de México, conocido mundialmente por la calidad y la variedad de sus recursos naturales y destino idílico para el turismo de sol, playa y entornos salvajes.


Yucatán, Campeche, Tabasco y Quintana Roo han perdido en conjunto alrededor de 81.000 hectáreas de bosque nativo. Un ejemplo de mala praxis en relación al mantenimiento del medio ambiente, junto a la creación sin control de infraestructuras dedicadas al turismo, se localizan en la Península del Yucatán, donde el modelo desarrollado para atraer al turismo ha sido considerado como depredador. Han acabado con casi todos los manglares de la zona, uno de los ecosistemas con mayor valor natural, sufriendo un deterioro acelerado.


La construcción del Tren Maya, uno de los proyectos más aclamados por el Gobierno del presidente Andrés Manuel López, abrirá las puertas a unos cuatro millones de turistas a estas regiones, una invasión con un gran impacto ecológico, algo que vienen denunciando las diferentes asociaciones en defensa del medio ambiente.


El efecto de la deforestación en la costa


Estos megaproyectos necesitan para ser realizados una tala del bosque, aún mayor de lo que se viene realizando, una actividad que tendrá unas consecuencias fatales para toda la región.


En la Habana se celebró la quinta Convención Internacional sobre Medio Ambiente, fue allí donde se identificó al caribe mexicano, donde se localizan la Riviera Maya y Cancún, como una de las áreas que sufre y sufrirá un mayor impacto por la erosión derivada de la tala masiva de árboles.


Como cabe suponer, la falta de cubierta vegetal, que produce una masa arbórea, tiene un efecto muy negativo, tanto en el clima como en los ciclos del agua. Por otra parte, propicia la erosión de extensas áreas, ya que no cuenta con el agarre que suponen las raíces de los árboles.


Además, la desertización también hace que disminuya la capacidad para retener el agua de lluvia, con lo que se hace imposible regular su flujo en el camino hacia los ríos, lagos y demás corrientes que terminan por desembocar en el mar. En general, se da un empobrecimiento acelerado de los suelos y un arrastre del lodo y basuras (azolve) de las cuencas hidrográficas, presas y otras obras de almacenamiento hacia el mar.


Fuente: “La Regadera Verde"





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