Disfrutar del sol de medianoche en el Cabo Norte en Noruega

Disfrutar del sol de medianoche en el Cabo Norte en Noruega


Pensar en el Cà­rculo Polar àrtico despierta mi imaginación desde pequeño. Presenciar las auroras boreales durante el invierno y disfrutar del sol de medianoche en verano en el Cabo Norte, eran hasta hoy sueños e ilusiones que recientemente he podido cumplir, al menos la parte veraniega.

Aunque no es del todo cierto, se dice que el NordKapp o Cabo Norte es el punto más septentrional o situado más al norte de todo el continente europeo. En realidad, Cabo Norte está situado en la isla de Magerøya perteneciente a Noruega. Concretamente, su situación es 71º 10' y 21" al Norte y 25ª 47'03" E. Desde allà­ mirando en dirección norte, solo hay agua y más allá, el hielo del casquete polar.

El Cabo Norte, o NordKapp


La explanada o promontorio de Cabo Norte está en la isla de Magerøya, en la provincia de Finnmark, al norte de Noruega, en la comunidad de Nordkapp. Su acantilado, de 307 m de altura, es el punto más fotografiado ya que aunque hay otro cabo en Noruega situado más al norte, este es el tiene la reputación de ser el más septentrional.


El que está más al Norte es el vecino cabo Knivskjellodden, que se halla unos 1.500 metros más al norte. Sin embargo, quizás por lo majestuoso del alcantilado y el promontorio, asà­ como por el Centro de visitantes y los monumentos que tiene alrededor, se ha dado una especial importancia a este precioso lugar de la Laponia Noruega y se le atribuye popularmente el ser el punto más septentrional de Europa.

El Cabo Norte tiene una hermosa explanada sobre la que se alzan algunos monumentos como las 7 monedas del Monumento a la Infancia, o el Centro Turà­stico de Visitantes que alberga en su interior una cafeterà­a, la Iglesia de San Juan, un pequeño museo y una cueva de luces que ha sustituido a un restaurante con vistas al mar. Además, dentro hay un auditorio donde se proyecta en una pantalla gigante una interesante pelà­cula que no te debes perder, para poder ver cómo cambian las estaciones del año en este punto del planeta.


En el exterior podemos ver dos monumentos que marcan el norte: El monolito que señala el punto Norte con la inscripción del rey Óscar II de Suecia y de Noruega que visitó el lugar en 1873 y por otro lado la gran Bola que representa el planeta Tierra, donde todos quieren subirse para vivir ese momento mágico de sentirse más allá del Cà­rculo Polar, más al norte que nadie que conozcas...

Para llegar a Cabo Norte es conveniente salir desde Tromsø y volar hasta la isla, aterrizando en Honningsvag y desde allà­ seguir las indicaciones para llegar por carretera. Si no llegas a Magerøya en avión, también se puede acceder por carretera, gracias a un túnel que pasa bajo el mar y llega a la isla donde está Nordkapp.

Todo esto es relativamente sencillo si vas a Noruega como yo, en los meses de verano, ya que la carretera es buena, las vistas son magnà­ficas, no hay demasiadas curvas y salvo algún encuentro con los renos que pueden cruzar la carretera en cualquier momento, no habrá ninguna dificultad en llegar.


Sin embargo, si quieres ir en invierno para ver las auroras boreales en lugar del sol de medianoche, es frecuente que el acceso esté cerrado debido a las continuas nevadas y heladas que hay en esos meses. Para llegar en esa época habrá que ir siguiendo a un quitanieves que abra ruta. Entérate bien a través de la oficina de Turismo de la situación antes de acometer este viaje.



La denominación de cabo Norte fue acuñada por el explorador británico Richard Chancellor en 1553, cuando sobrepasó este cabo en la búsqueda del Paso del Noreste hacia el Polo Norte. Desde entonces, recibe frecuentes visitas de exploradores que suben a la explanada superior escalando el acantilado, o de turistas que llegan en autobuses, motos o caravanas desde Honningsvag.

Aquà­ llegaron en su dà­a visitantes famosos como el rey Óscar II de Noruega en 1873 y el rey Chulalongkorn de Tailandia en 1907, en cuyo honor hay un pequeño museo en la planta baja del Centro de Visitantes. Además, un grupo de dioramas y maquetas ilustran las hazañas de los exploradores.

Al llegar a Cabo Norte, la plataforma gigantesca sobre la que se haya el monumento a la Bola del mundo que señala el Norte, se muestra majestuosa, provocando la inmediata emoción del recién llegado. Para muchos, llegar a este punto en el Norte es como doblar el Cabo de Hornos en el Hemisferio Sur, y supone una emoción especial.

A más de uno se le saltan las lágrimas al llegar a este punto de Noruega, que a la vez es un destino elegido por moteros de todo el mundo como un lugar de peregrinación al que hay que llegar alguna vez sobre las dos ruedas.

El sol de medianoche


Durante los meses de verano, desde el solsticio del 21 de junio hasta el equinocio del 21 de septiembre, la posición de esta zona del planeta y su orientación respecto al sol, hace que los dà­as tengan 24 horas por lo que el sol no se pone nunca y la noche es tan luminosa como el dà­a.


A este fenómeno denominado el sol de medianoche, uno tarda en acostumbrarse. Es curioso ver como tras el atardecer, el sol baja casi hasta el horizonte para levantarse de nuevo como si volviera a amanecer. Resultaba curioso cómo muchos dà­as amanecà­an algo nublados, para ir siendo soleados conforme avanzaba la tarde para ser plenamente soleados a partir de la medianoche.

La mayorà­a de las fotografà­as que pude hacer en Cabo Norte y las ciudades cercanas tenà­an una luz mucho más bonita a partir de la una de la madrugada. La famosa hora azul o magic hour, idónea para fotografiar que tanto buscan los fotógrafos, también llamada la hora dorada que se produce una hora antes y una hora después del amanecer y el anochecer, parece extenderse ininterrumpidamente en Noruega, posibilitando paisajes y colores no imaginados por mà­ hasta ahora.


Muchas de las fotografà­as están hechas a contraluz y por eso parece que está oscuro pero en realidad la luz era similar a la de una tarde de verano. Con el sol tan bajo, las sombras se alargaban mucho y era conveniente llevar gafas de sol. Lo complicado era orientarse con la hora porque a las dos o las tres de la madrugada, habà­a más luz que a las 10 y media o las 11 de la noche, por lo que tras unos dà­as por tan bello lugar, costaba conciliar el sueño a una hora razonable.

Si quieres disfrutar del sol de medianoche, el Cabo Norte es un punto excelente para hacerlo porque a la emoción de ver el sol bajar y volver a subir puedes añadir la que produce el entorno, el saber que has cruzado el Cà­rculo Polar àrtico y que estás muy cerca del Polo Norte, en las tierras que recorrió Amundsen para llegar a ese punto. Por supuesto, el sol de medianoche se puede ver en muchas poblaciones situadas en esa latitud por encima de los 70º, aunque hacerlo desde NordKapp es algo mágico.



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