Viajando con niños pequeños

Viajando con niños pequeños


Viajar con niños pequeños es muy divertido, principalmente porque ellos manifiestan sin reparos el asombro que les provocan los lugares novedosos y abiertos al descubrimiento. Pero, por otra parte, realizar travesà­as con niños pequeños, en especial bebés, requiere de ciertas precauciones, hábitos de viaje bien especà­ficos, gracias a los cuales, protegeremos la integridad y seguridad de los infantes.

En los párrafos siguientes mencionaremos algunos consejos para viajar con niños, los cuales son aconsejables para cualquier parte del mundo, pero en especial para quien gusta de viajar a través de los muchos destinos turà­sticos de México.

Una recomendación inicial es llevar en todo momento, a lo largo del viaje una identificación oficial con fotografà­a. De esta manera podemos ofrecer referencias de nuestro parentesco y relación con el pequeño, llegado el caso y para solventar cualquier circunstancia que lo amerite.

Luego, ante la perspectiva de unas vacaciones con la familia y con niños pequeños, es preferible programar todo meticulosamente. Realizar viajes improvisados, llenos de aventura y cosas impredecibles, es grato, pero no es lo más conveniente cuando se vacaciona con bebés.

Paradójicamente, los viajes en excursión grupal, si bien cumplen el anterior requisito de estar rigurosamente planificados y programados, en realidad no son recomendables para emprender con bebés. Ante la perspectiva de estar largo tiempo con personas desconocidas y en lugares desconocidos, tal vez los bebés y niños pequeños no se sientan a gusto.



Al llorar o quejarse, pueden importunar a los demás viajeros. Es una situación que puede llegar a ser muy incómoda para todos. Por lo anterior, lo más recomendable, al viajar con niños pequeños, es hacerlo en familia.

Dos recomendaciones adicionales son bastante prácticas y nos ayudarán a garantizarles a los pequeños viajeros una grata experiencia durante las vacaciones. La primera se refiere a seleccionar con atención el hotel donde uno se piensa alojar, en un destino turà­stico. Existen hoteles adaptados perfectamente para hospedar a las familias y por lo tanto cuentan con servicios eficaces para ello.

Por ejemplo, muchos hoteles de este tipo cuentan con chapoteadero o bien, áreas especà­ficas en los sanitarios para cambiar de pañal a los bebés. En lo tocante a la segunda recomendación, esta se refiere a aprovechar los buffets y autoservicios, para la cuestión de alimentar a los niños pequeños. La posibilidad de elegir de entre muchas opciones de platillos y alimentos nos garantiza tener a la mano la comida más recomendable, o bien, la que se perfila como favorita para el niño.



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